lunes, 25 de junio de 2012

Proyecto de Junio 2012: Adictos a la Escritura!!

Hola chicos!! Tiempo sin actualizar =) Feliz de volver a escribir. El reto esta vez era escribir una historia con dos crituras o personajes antes nos fueron seleccionadas. Mis personajes son: Incubo y Dementor.
Realmente trate de hacer algo con eso, y colocarlos como personajes principales, pero era una historia muy turbia y a la final nunca terminaba de visualizarla completamente. Hasta que un día surgio esta idea. En este relato use mis personajes como metaforas o por lo menos las sensaciones que ellos causan. Espero les guste;)

Frío y Oscuridad.

 


Mi vida era normal o bueno mejor dicho típica de una mujer joven de 27 años. Felizmente casada, sin hijos, con casa propia, un trabajo estable, un marido apasionado, unos padres maravillosos... en fin, todo un cuento de hadas.

Pero todo tiene un final. Me apena justificarme bajo una premisa tan pobre, sin embargo es todo lo que de mí queda. Soy la culpable de haber destruído todo mi mundo color rosa, o por lo menos la culpable de haber dado el primer grito de guerra.

Todo comenzó cuando en mí entraron unas ganas descomunales de ser mamá y no poder cumplir mis sueños por problemas hormonales y demás. En mi loco empeño nos sometí, a mi esposo y a mí, a sesiones interminables de distintas terapias con el fin de poder quedar embarazada. Al principio mi esposo fue muy comprensivo y cada vez que algo fallaba siempre me animaba y me incitaba a intentarlo una vez más, ya que a él le hacia ilusión el poder tener un bebé. Yo me aprovechaba de la frustración que sentíamos los dos para guiarlo en la dirección que me convenía.

Así estuvimos por poco más de dos años, hasta que él se cansó y me propuso parar con esa locura un rato; decía que tal vez sinos relajábamos un poco las cosas fluirían mejor. La verdad demasiado amable como para decirme que yo estaba llegando a desquiciarme. Intento detenerme y las discusiones se volvieron constantes en nuestra relación. Hasta que un día me sugirió que adoptáramos, si queríamos tener un niño esa era una posibilidad; yo se que llevaba tiempo queriendo proponerme esa opción. Y eso para mí fue el punto donde comenzó todo.

Eres una mujer deprimida ? Conoce los 10 síntomas de la depresión femeninaLe dije que debía pensar bien lo de la adopción, pero yo quería traer al mundo a un niño. YO. Mi reloj biológico lo sentía avanzar día tras día sin poder hacer más nada. Eso me llevó a un estado de depresión profunda, que duro más de dos semanas, el total de días que me llevó a tomar decisiones terribles, tal vez me termine de desquiciar.

Salí de mi estado depresivo de la noche a la mañana. Volví a ser la misma de siempre que se arreglaba coquetamente, preparaba de comer a su esposo y lo consentía. Mi cambio fue tan drástico que él no sabía como tratarme, ya que de repente se me olvido hasta el tema de los hijos.

Trató de hablar conmigo repetidas veces queriendo entender el porque de mi cambio, pero tampoco insistió mucho por miedo a que volviera a caer en depresión y decidió creerse mi mentira; eso siempre es más fácil, ver solo la parte de la verdad que mejor nos conviene, ya que es más cómodo. Le dije que tenía razón, que debíamos darnos un respiro con eso de procrear, pero que me encantaría adoptar y que empezaría a buscar información sobre lo que debía hacerse en tal caso.

En algún momento de mi extraño divagar, se me metió la idea de que el culpable de que no pudiera tener hijos era de él. Así que ese tiempo, el que se suponía era para buscar información sobre adopción, lo emplee para buscar un espermatozoide para mi hijo.

Encontrarlo no fue difícil, hasta para ironía de la vida, se parecía a mi esposo. Pero el proceso de la concepción fue algo muy distinto a las veces en las que hacia el amor con mi esposo. Ese encuentro para mi fue un proceso a un fin, pues ni siquiera como sexo lo puedo considerar. Dentro de mí luchaban tantos sentimientos. El traicionar a mi esposo era algo que iba más allá de lo que podía imaginar, por lo que en ese momento me desconecte de la realidad. Todo fue como una pesadilla, un sueño turbulento y oscuro, que me hizo recordar a esas historias que alguna vez escuche sobre  incubos. El entraba en mí cuan demonio era, su miembro de acero penetrándome duramente, casi lastimándome.

Después de eso me derrumbe. No encontraba forma de sacarme las sensaciones de mi cuerpo, que se convulsionaba de manera incontrolable por las noches, mientras dormía. Sentía un profundo asco hacia mí, no encontraba la forma de salirme de mi piel. Vomitaba cada tanto, ya que descubrí que era una excelente vía de escape.

Pero allí no termino mi desaventura. Mi esposo sabía que algo no andaba bien y yo también lo sabía. Lo había abandonado hace mucho rato. En el transcurso de esos dos años y pico de tratamientos y frustraciones nos alejamos demasiado y nuestra relación dejo de ser lo que era en un principio.

Mi mundo fue cubierto por una sombra que me sofocaba. Era como si un dementor se hubiese instalado en mi casa, junto a mí, absorbiendo la felicidad, la esperanza, los sentimientos positivos, los recuerdos felices… dejando solamente tristeza, desolación y un frío eterno.

¿Qué si logre hacer realidad mi sueño? No. A la final después de ese encuentro no quedé embarazada. Además entendí que ese sueño no tenía sentido si no era con mi vida pasada.